02 febrero, 2007

Apellidos Ilustres

Después de una semana, todavía no se me ha pasado el jet lag. Llevamos durmiendo una media de cuatro horas por noche y hoy me he levantado a las 4:45. Llevaba cosa de una hora en la cama, dando más vueltas que el ventilador. En fin, al mal tiempo buena cara. Aprovechando que estoy desvelada, que José está dormido (o por lo menos, intentándolo) y que la noche es plácida y fresquita, me he salido al tresillo que tenemos fuera de la habitación para escribiros mis cuentos malayos.

En los dos días que llevamos en Melaka, hemos visitado cinco museos. Por la friolera de 8 "ringgits" por cabeza (1.78 euros), teníamos acceso a seis: Réplica de Nao, Museo Marítimo, Museo Naval, Museo de Historia y Etnografía, Museo del Gobernador y Museo de la Democracia (a este último, para mi gran sorpresa, no entramos). Mientras José disparaba más fotos que balas una kalashnikov, yo disfruté mucho del aire acondicionado. Y de la tranquilidad, que nunca he visto yo museos menos frecuentados: ¡en algunos no vimos ni al celador!

El museo que sí nos gustó mucho a los dos fue el de Historia y Etnografía. Además, tuvimos la suerte de unirnos a una visita guiada en la que sólo éramos, a ver que me acuerde... estaba José, estaba yo, uno más uno... pues eso, que éramos aproximadamente dos personas. Tres, si contamos a nuestro guía, Sin Long.
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Un hombre majísimo, por cierto. Le hicimos muchas preguntas y él también se interesó por conocernos un poco, ya que éramos sus primeros turistas españoles (todavía no estoy segura de que esto sea motivo de orgullo). De hecho, al final del tour, el hombre sacó su cámara para hacerse unas fotos con nosotros y nos pidió que firmásemos el libro de visitas.
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El Junior firmó en mayúsculas, con sus dos nombres, sus dos apellidos y sus cuatro acentos. JOSÉ RAMÓN PÉREZ FERNÁNDEZ. Eso dio pie a una simpática conversación sobre apellidos y costumbres. Le explicamos a Sin Long lo de los dos apellidos y él nos contó otra de sus idiosincrasias: en Asia, el apellido va siempre por delante. Eso da lugar a mucha confusión, ya que los occidentales (naturalmente inclinados a meter la pata, con que aquí más todavía) solemos llamarles por el apellido creyendo usar el nombre de pila, así como de buen rollete. Así pues, por tomar un ejemplo conocido, para interpelar educadamente a nuestro taxista singapurense, lo cortés y correcto sería llamarlo Mr. Fock. Primera lección de protocolo.

Ahora que lo pienso, eso me recuerda que al chef del cursillo de cocina que hice en Singapur (por cierto, tengo pendiente el contaros lo del cursillo, pero mejor me reservo esa historia para otros insomnios), no paramos de llamarlo por el apellido. Y es que al pobre Fulano se lo habían bordado así en el delantal: McDonald Eng, ¡menudo nombre para un “cordon bleu”!


Para terminar con la saga de los apellidos, me he dejado el mejor para el final. Los españoles presumimos mucho de apellidos (lo digo sin pensar en nadie en particular, señorita Irina García de la Nava Vaquero), pero para chulos los malayos.

Aprovechando la visita al Museo del Gobernador, anoté el nombre del actual Gobernador de Melaka. Me lo apunté al dorso de un recibo, porque no tenía más papel que ese y porque no confiaba en mi memoria para luego contároslo: Su Excelencia Don Tuan Yang Terutama Tun Datuk Seri Utama Mohd Khalil Bin Yaacob Jacob. Toma ya. Y como era el tercero de siete hermanos, imaginaos a su pobre madre llamándolos para comer... para cuando termina de llamar al último, ¡ya se les han enfriado los fideos!
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Hablando de fideos, aún me queda un mínimo de hora y media para el desayuno. Son las 6:36, voy a echarle un vistazo a mi bello durmiente.

(Escrito por ella desde Malaca/Melaka, Malasia, 29/01/07)

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